No me gustan las ciruelas, es más, creo que les he probado soló una
vez, y me parecieron muy dulces, inasequibles a mi apetito, desganadas de
mi paladar; que se ajusta más a otras frutas como albaricoques, manzanas,
bananas, sandía, melón, peras; pero este amanecer, he sentido empatía por una
ciruela, triste, somnolienta, sola, en medio de otras frutas que sonreían; y he
pensado que merecía ser fotografiada; que tal vez, escribiera sobre su fútil
existencia, que se parece a la mía; que
ambas seremos devoradas por el tiempo; que ambas seremos victimas del destino;
que ambas dibujaremos incertidumbres en el aire; que ella fruta, que yo persona,
deberíamos abrazar nuestros sueños, para volar sin miedo hacía el deseo de besar
la eternidad.