Pidió a Jorge, el camarero, un botellín y un pincho de "Berberechos". El bar no era muy grande, contaba con cuatro mesas hábilmente distribuidas, y algunos taburetes. Esbozó una sonrisa a unos niños que correteaban a su lado. Sus padres, hablaban ajenos al murmullo de sus hijos. Alzó los ojos hacía la televisión, su pie derecho bailaba ansioso. Un hombre prometía cambiar España. Iba trajeado, afeitado, limpio. Recordó al hombre sin afeitar, con el traje roto que rebuscaba en la basura. No era candidato a presidente, pero, también tenía ideas que nadie escuchaba. Jorge la trajó los berberechos.
Ana Tapias
Ana Tapias
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