Estamos en medio de una guerra de palabras, de proyectiles lanzados con las miradas, de pensamientos planificados para la ofenniva final, que pretende rematar al enemigo en el campo de batalla, donde matarán a los ciudadanos, víctimas del fuego amigo. Parece muy dífícil la tregua. Ante esta guerra, he decidido ser una refugiada en el díbujo de mi sobrino Guillermo. Viviré rodeada de montañas azules, al lado del mar. El cangrejo ,Adolfo, me invitará a darme un baño con él, me enseñará el fondo del mar, me hará sonreir, y olvidaré que me convierto en cádaver cada vez que veo a un politico.
Ana Tapias
Ana Tapias
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