En estos días, donde el Coronavirus domina
nuestras vidas; donde todo parece irreal; donde hasta las sombras tienen miedo
de contagiarse, el tiempo se detiene; no sabemos si hemos sobrevivido a un día
más, o es el mismo de ayer, con diferente olor; con la suave textura del
recuerdo; con la caricia de los segundos, que parecen, ocultos, detrás de
nuestras miradas, que buscan consuelo en un horizonte cargado de incertidumbre.
domingo, 29 de marzo de 2020
miércoles, 11 de marzo de 2020
Efecto Coronavirus
El Coranovirus, era una enfermedad rara, que
saltó de un animal en la china profunda, para llegar a un humano; quién
evolucionó hasta parecer una mascarilla, saludable, infectada, o muerta; hasta
que se instaló en nuestras ciudades, donde parece una barrera, insalvable ,para
determinados, colectivos, propensos a terminar en la UCI y dejar su vida;
mientras que otros, con paracetamol, se curan aislado en soledad; bajo la
penumbra de la sospecha, de sí lo habrán contagiado a seres vulnerables y
serían autores de homicidios involuntarios; o si son héroes, por no acudir a
lugares masivos. El virus no descansa, infecta hasta la esperanza. En ciudades
como Madrid o Vitoria, se han cerrado guarderías, colegios, universidades,
bibliotecas, espacios deportivos, teatros. Se han aplazado las Fallas, la
Semana Santa peligra y se escucha que "Quieren aislar a Madrid".
Siento como si mis alas fueran cortadas; como si mi libertad fuera atemorizada;
como si Madrid ciudad a la que amo formara parte de mi pasado y deseo volar
hacía ella, abrazarla; tirar el muro de la enfermedad que nos separa, para
llevar a mis sobrinos al colegio.
©
Ana Tapias( todos los derechos reservados)
viernes, 6 de marzo de 2020
Digestión de la sensiblidad
Cada momento, cada segundo, cada latido, comemos, calles repletas de personas; escaparates llenos de cosas; paisajes cargados de incógnitas; de las
que hemos de hacer la digestión, ajustados, a la sensibilidad, que es nuestra victoria
sobre la verdad, eliminando la mentira, buscando el destino de la bondad, que
siempre se esconde al otro lado del horizonte.
Ana Tapias( todos los derechos reservados)©
Ana Tapias( todos los derechos reservados)©
martes, 3 de marzo de 2020
Crueldad de las fronteras
En estos últimos días, nos llegan imágenes,
de migrantes, huyendo de la guerra de la Siria, del hambre, de la precariedad
de sus países de África y Oriente Medio. Niños, mujeres, y hombres, se
agolpan en la frontera de Grecia, tras pasar por Turquía. Hacinados en
condiciones insalubres, que nadie debería aguantar ¿y qué hace la Unión
Europea? Viaja a la zona, para dar dinero a Grecia para que contenga a estos
migrantes, y no pasen la frontera. Europa debería arbitrar medidas, destinar
fondos; para esta gente tuvieran una
vida digna, no una vida olvida. Los migrantes son necesarios, nos ayudan a
caminar por la senda de la igualdad; nos enseñan a sobrevivir; nos obligan a
ser futuro, no solo presente
Ana Tapias( todos los derechos reservados)©lunes, 2 de marzo de 2020
Soledad
El sábado, me llamó la atención, este
hombre oriental, con la cabeza baja, con la mirada ausente, con el silencio
escondido en su ropa. No logré adivinar su rostro, ni entender su ausencia de
palabras. Tal vez, haya huido de la enfermedad; de la presión de sobrevivir; de
la duda sobre si existe la felicidad, y, busque abrigo en la soledad de una ciudad, por la que no pasa el tiempo.
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