El Coranovirus, era una enfermedad rara, que
saltó de un animal en la china profunda, para llegar a un humano; quién
evolucionó hasta parecer una mascarilla, saludable, infectada, o muerta; hasta
que se instaló en nuestras ciudades, donde parece una barrera, insalvable ,para
determinados, colectivos, propensos a terminar en la UCI y dejar su vida;
mientras que otros, con paracetamol, se curan aislado en soledad; bajo la
penumbra de la sospecha, de sí lo habrán contagiado a seres vulnerables y
serían autores de homicidios involuntarios; o si son héroes, por no acudir a
lugares masivos. El virus no descansa, infecta hasta la esperanza. En ciudades
como Madrid o Vitoria, se han cerrado guarderías, colegios, universidades,
bibliotecas, espacios deportivos, teatros. Se han aplazado las Fallas, la
Semana Santa peligra y se escucha que "Quieren aislar a Madrid".
Siento como si mis alas fueran cortadas; como si mi libertad fuera atemorizada;
como si Madrid ciudad a la que amo formara parte de mi pasado y deseo volar
hacía ella, abrazarla; tirar el muro de la enfermedad que nos separa, para
llevar a mis sobrinos al colegio.
©
Ana Tapias( todos los derechos reservados)
No hay comentarios:
Publicar un comentario