He encontrado, entre viejos, papeles de mi madre, esta hoja de examen del
colegio, en el que tantas veces escribí; unas veces, con mayor acierto que otras.
Nunca me gustó el colegio, así que, no estaba motivada para aprender, pero me
esforzaba para no repetir curso de nuevo. Con una humillación, de ser la más tonta de
la clase, tuve suficiente para toda mi etapa escolar; que pasó entre mis muy
deficientes de primero, mis suficientes de segundo y mis bienes y notables, del
resto de los cursos. Los sobresalientes, estaban destinados para mis hermanas; mentes prodigiosas, excelentes, cautivadoras de dieces; que se desdibujaban de
mis inteligencias; que vagaban, en busca, de un mundo sin dictadoras con cofia;
sin ángelus debajo del bolsillo; sin compañeras que se burlaban de mi timidez
y tartamudeo; si no me faltaba de nada, para ser, la boba, de la clase, a la que
siempre hacían delegada de curso, para humillarme más. Esta hoja de examen, con
un dibujo que haría mi hermana, Encarnita, demuestra su amor por la costura,
por el dibujo, por ser la más trabajadora, de una clase, donde ser su hermana era una
privilegio; pues la copiaba los deberes, que no sabía hacer, y eso me daba el
mérito del esfuerzo, que gracias a todos los avemarías que recé, me ayudaron a
aprobar, y a ser parte de una congregación de alumnas, que nunca llegaban al aprobado, pero pasaban de curso bajo la indiferencia de las monjas, quienes se conviertieron en seres con alas de la autoayuda.
Ana Tapias( todos los derechos reservados)