El destino es un amanecer, que vaga en nuestro
pensamiento de lado a lado; que cruza la idea de la utopía; que
anhela ser acariciado por nuestro corazón; que se resguarda bajo la esperanza
de que nuestros minutos, nuestros segundos, nuestras horas, se disfracen, de
realidades, que aplaudan nuestra soledad, para convertirla en palabras cada
noche. El destino finaliza dentro del claroscuro de nuestro adiós.
Ana Tapias todos lo derechos reservados©
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