jueves, 18 de agosto de 2022

¿Dónde quedaron los sueños de libertad?

La libertad, para muchos seres humanos, es una aventura mientras sueñan, puesto que, su día a día, es una pesadilla, asociada a la incertidumbre. Me adentro, en periódicos del verano pasado, donde me encuentro con la toma de Kabul, por los talibanes; a pesar, de lo visto este año, con la guerra en Ucrania, me sigue pareciendo sobrecogedora este asalto al poder.  El 15 de agosto, se produjo el derribo de la República islámica de Afganistán, por las fuerzas talibanes, ante la retirada, de las fuerzas de la OTAN, del país; abandonando a su suerte a la población afgana. Un año después, a duras penas, soy capaz de observar las imágenes de la huida; miles de afganos se agolpaban en los aeropuertos, para ser rescatados de un mundo, donde se tortura la libertad; donde agoniza el pensamiento; donde mueren los derechos humanos. Los señores de la guerra cargados con fusiles, han impuesto su ley a la población; que yace, escondida detrás de las paredes de sus hogares; que yace, oculta en sus trajes sin formas; que yace, enterrada, dentro de palabras, que son arquitecturas del dolor para el conjunto de los afganos, pero sobre todo, para las afganas; quienes, caminan por las calles, aterradas bajo su traje, que las convierte en espejos rotos. En Afganistán, es un delito el cuerpo de la mujer, que no tiene rostro, que carece de brazos, de piernas; que corta cabellos; que viola sonrisas, cada segundo, por ser nocivas para una moral, cuyo eco es la opresión. Nuestra memoria, anclada, en nuestra propia lucha por la supervivencia, ha desterrado el sufrimiento de un pueblo, invisible en nuestra geografía del destino.

 


Ana Tapias( todos los derechos reservados)©

No hay comentarios:

Publicar un comentario