lunes, 12 de diciembre de 2022

Otros niños

 

Ser niño siempre es un riesgo, pero si vives en un mundo civilizado, donde el bienestar se suma a las leyes, que te cuidan es fácil sonreír entre miradas de apoyo; es tierno caminar rodeado de seguridad;  es obligado jugar entre susurros de inventos; pero si perteneces a la tribu de los indígenas amorúa, en el departamento de Vichada en Colombia; has de soportar tu cuerpo esquelético, sucio, demacrado; que necesariamente, ha de rebuscar en los vertederos, para paliar el hambre que te acecha como si fuera una muerte anunciada. Encuentro un artículo en un periódico, acompañado de una fotografía, que me estrangula mi inocencia; que es la de los niños que agudizan sus ojos, entre lo que nadie quiere, para  encontrar un motivo para seguir luchando, sin caer en el abandono, en el olvido, en la negación de su existencia; que es sombra de la brutalidad de una sociedad, que no los protege. Esos niños, son los otros niños, victimas de un mundo, que ha decidido negar su existencia, para abrazar el egoísmo, que es ceguera del sufrimiento, de lágrimas, de canciones de duelo; cuyo eco agoniza dentro de sus manos agrietadas de dolor; que sobreviven en vertederos de miseria, adonde nadie viajara para hacer fotos, y demostrar que la vida es un cerco de basura para millones de niños, que nunca entenderán el significado de la palabra infancia.

Ana Tapias( todos los derechos reservados)©

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