Desnudos de palabras, caminamos envueltos entre sonidos, que nos invitan a participar de la monotonía, de las monotonías de otros; porque la nuestra adolece de sentido. No queremos trabajar rodeados, de seres sin sonrisa, que nos ignoran, que nos manipulan, que nos maltratan, por el mero hecho de estar a su lado y formar parte de un destino impuesto, que debemos acatar sin protestar, sin rebelarnos, sin quejarnos, por eso, a menudo me vuelvo hoja seca, me cuelo dentro de una alcantarilla, donde mi silencio será escuchado por el mañana
Ana Tapias(todos los derechos reservados(©
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