Nadie nos ha enseñado a soñar, ni de color son
los sueños, ni cómo se crean, ni donde van a cuando mueren. Los sueños duermen con los ojos abiertos,
sintiendo que la vida no es suya, que es de quienes los imaginan dentro de su
corazón; desde donde luchan por abrirse camino en una realidad negra, cargada
de humos, de lentitud del reciclaje, de sonrisas sin futuro, de lágrimas con
miedo, de caricias sin definir. Los sueños se quedan dentro de sus límites.
abatidos entre el dolor, que los convierte en una negación de la esperanza, que
para resucitar recurre a antidepresivos; que la ahogan dentro de las pesadillas ,con quienes dialogan dentro de sus rutinas, dejando a un lado el despertador, y
dejándose llevar hacia la incertidumbre.
Ana Tapias( todos los derechos reservados)©
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