Nuestros viejos zapatos, se ajustan a nuestros pies cansados, que recorren lo mismos caminos que hicieron nuestros antepasados, quienes colgados, desde su anonimato, de los pomos de las puertas, nos observan para ver como envejecemos; para diferenciar nuestro deterioro; para envidiar como suspiramos por nuestra juventud, que besa labios escondidos dentro del recuerdo para sentir la belleza de estar vivos
Ana Tapias ( todos los derechos reservdos)©
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