Apenas nos llega la imaginación más allá de la mascarilla, como para comprender el nuevo derroche de fuerza, en la frontera, entre Israel y la franja de Gaza, donde se lanzan bombas o que lo sea (permítanme que desconozca las armas que usan. Nunca hice la guerra) para aniquilar a un enemigo, cuyo corazón late como el suyo; cuya sonrisa, se mece con la suyas; cuyas manos, escriben como la suyas; cuyas palabras, enmudecen como las suyas; cuyos espejos, lloran como los suyos; pero que, debido a las imágenes que nos llegan desde la televisión, se introducen dentro de nuestro cansancio, de nuestra incertidumbre, de nuestra apatía, por todo lo que no sea fácil; porqué bastante difícil, es vivir sin morir, en medio de esta guerra, causada por un virus ,que no se sabe de dónde viene; ni quién lo ha creado; ni cuando parará; pero aún, tenemos espacio dentro de nuestro silencio, para cobijar su dolor e intentar que una de vez, dejen soñar a quienes nacieron libres
Ana Tapias( todos los derechos reservados)©
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