domingo, 16 de mayo de 2021

Vidas ajenas

 



No me suelo entrometer en las vidas ajenas, pero a veces, se cuelan entre mis lecturas. Una figura universal del baile, llama mi atención en un artículo del LOC sobre Antonio, el bailarín. Busco sus datos en la Wikipedia(nació en Sevilla 4 de noviembre de 1921, murió en 5 de febrero de 1996). Era guapo, moreno, de ojos penetrantes, la altura no la adivino. Cargado de condecoraciones al trabajo, una larga lista que me lleva a unos zapatos, a unos pies, a unas manos, a un esqueleto, que conmovieron al mundo; que brillaron en los escenarios, que emocionaron a millones de miradas vacías inmersas en sus pensamientos, alejados de sus mentes al ver bailar a Antonio. El artículo del LOC, invita a colarse en sus amoríos con hombres, con mujeres, nunca desvelados, nunca ciertos, siempre susurrados, que corrían de boca en boca, por las Españas, donde viajaba con sus ojos de genio; este hombre de pies sonoros. Su final, como todos los finales, fue trágico, desolador, perturbador; la muerte lo es;  así que, el estremecimiento de su adiós, nos deja una figura a la que volver una y otra vez, con el asueto de la memoria, para refrescar nuestro dolor monótono

Ana Tapias( todos los derechos reservados)©

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