Nos
llegan imágenes de los esqueletos de ciudades, que han sido arrasadas
por las bombas y nuestra conciencia, si es que la tenemos, que tal vez, haya
muerto dentro de nuestros problemas, camina junto a la destrucción; y yo, me
acuso de no hacer nada, mientras mi mano, acaricia el mapa de la guerra. Sé que
en el mundo hay muchas guerras, pero ahora, mis huellas se impregnan de Ucrania;
mis dedos, delimitan sus fronteras invadidas; acarician a las víctimas;
interrogan a los verdugos; susurran a los vivos; calman a los derrotados;
condenan a los que disparan; expulsan a las armas; todas disparan en contra de los
corazones, que laten en soledad, por las ciudades, sin destino, rotas por la
ambición de un ser, que ha olvidado, el sentimiento, para entregarse a dar órdenes,
que arrebatan la alegría a miles de personas, que caminaban en busca de la felicidad.
Mis ojos, lloran todas las guerras, en las que soy un cadáver sin esperanza, sin
abecedarios, sin sueños, enterrados dentro de mi memoria y que nunca serán
recuperados por la paz.
Ana Tapias) todos los derechos reservados)©
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