martes, 31 de diciembre de 2019

Vaciar el destino

Hoy termina el año, como cada 31 de diciembre, seguimos como si fuéramos autómatas las tradiciones, pero hoy, me las voy a asaltar, para ver si mi suerte se vacía de contenido y llega mi destino de una vez.  Quiero entrar con el pie izquierdo; quiero ponerme la camiseta del revés; quiero brindar con un anillo de bisutería,; quiero soñar que la vida es maravillosa, a pesar del sufrimiento; quiero cerrar los ojos y olvidar, a aquellas, personas que me hicieron daño; quiero volver a ser yo,  y, para eso, no voy a tener miedo a mi libertad.

Ana Tapias( todos los derechos reservados)©

domingo, 29 de diciembre de 2019

Conservar el recuerdo


La fotografía pertenece a mi, bisabuela, Flora. Sé que existió, por lo que contaba, su hija,  Encarna. Su vida, no fue fácil, pues enviduó joven, con tres hijos pequeños, que pronto tuvieron que ayudarla y ponerse a trabajar. Flora sobrevivió sin un riñón, en la  España republicana, en la Guerra, muriendo en la dictadura, en 1942. Mi abuela, me hablaba de ella, y hasta creo que un día con fiebre por el sarampión, la vi cuidandomé en la cama.  No lo supe, hasta que me enseñaron su fotografía. Iba de negro, aún guardaba el luto, por la muerte de Manuel, su marido. Me acariciaba con mimo. Es un recuerdo, que conservo como si fuera cebolla, le voy despojando las capas para comer su sentimiento
Ana Tapias( todos los derechos reservados)©

jueves, 26 de diciembre de 2019

Imágenes

Se despide la década, y aparecen  imágenes, que nos recuerdan el pasado. El mundo es un collage de infinitas realidades; todas importantes, todas necesarias; todas arrolladoras; para quienes las padecen. Cada vida, es un canto al adiós, un segundo de eternidad, una gota efímera, una caricia del destino, un beso del silencio, una canción de madrugada, una pregunta sin respuesta, una oración sin dios; quien nunca, nos evita el dolor; quien nunca, nos destierra de la destrucción, quien nunca, nos busca en el exilio; quien nunca nos salva de la incertidumbre;  quien nunca nos consuela en la lucha. Sobrevivimos en una sociedad de ateos, que difuminan la felicidad en su egoísmo, por eso, cada imagen, es un sueño derrotado, una melodía destronada, una muerte sin principios, una perspectiva de un esqueleto sin chocolate; que nos deja en la mediocridad de lo salado, que sube nuestra tensión sentimental, pero hemos de apretar los recuerdos y seguir caminando.


Ana Tapias( todos los derechos reservados)©

Soledad


 No sé, si estas judías blancas, tendrán la noción de soledad, o esperaran ser comidas, sin compasión, hacía sus sentimientos, por mi familia; pero yo, que debo ser un ser alma que vaga de plato en plato, sin el consuelo de los  muros emocionales, me siento sola, a pesar de estar rodeada de seres que miran con interés; algunos, hasta se molestan en escucharme, cuando  expreso mi opinión, que siempre es desacertada para la mayoría; por eso, he decidido que nunca me callaré, que siempre voy a escribir, acompañada de la soledad de mi destino.
Ana Tapias( todos los derechos reservados)©

lunes, 23 de diciembre de 2019

La velocidad de los sueños

Nunca he entendido de matemáticas, ni de física, pero sé, que los sueños tiene velocidad, que se expresan cuando se salta sobre deseos, cuando se mastican las ilusiones, cuando se despegan los anhelos, cuando se cruza la incertidumbre, cuando se besa el olvido,  cuando se canta sin pausa, cuando se acaricia el mañana, cuando se despide la melancolía, cuando se destierra la soledad. Los sueños, avanzan, sin ocasos, ni penumbras, abrazados al destino, que siempre llega, a pesar, del silencio de las palabras.
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Ana Tapias( todos los derechos reservados)©

domingo, 22 de diciembre de 2019

Navidad reciclable





Para mí las únicas navidades, son las de mi infancia, no puedo con las navidades de las ausencias, de las pequeñas perdidas, de las tragedias de otros que aceleran  mi llanto y no me dejan creer en la navidad, por eso, reciclo, cada año, a aquella niña, que miraba a su abuelo, materno, apuntar en su cuartilla, los números de la lotería; aquella niña, que cantaba en la función, improvisada, para sus padres y abuelos; aquella niña, que jugaba a imaginar un mundo de turrón de chocolate; aquella niña, que se empapaba en la nieve, que caía ajena al cambio climático, convirtiendo los tejados en melancolía;  aquella niña, que nunca comía sopa de pescado, en la casa de la abuela, con el hermano de su madre, que resultó ser un maltratador psicológico; aquella niña, que supo ser feliz bajo la inocencia; aquella niña, que se escondía debajo de las mantas cuando presentía a los Reyes Magos, por eso, cada navidad, olvido que no creo en nada y me disfrazado de ella

Ana Tapias( todos los derechos reservados))©

martes, 17 de diciembre de 2019

Retrato del ayer

La fotografía, es de mi muñeco, de toda la vida. Me lo regalaron, mis abuelos, maternos, cuando tenía dos años. Le bauticé como "Coco", debía ser una palabra, fácil de decir, y no he sido capaz de cambiar su nombre, que me lleva a la niña que  observaba,  el mundo,  con fantasía, cubierta de alegría,  abducida por su imaginación. La niña, que jugaba sin obedecer a las reglas de monotonía. La niña, que corría sin miedo, a caerse, porqué, sabía que, a pesar de romperse su alma, se recuperaría pronto. Hoy, anhelo, a esa niña, y por eso, tal vez, aún conservo a Coco.


Ana Tapias( todos los derechos reservados)©

lunes, 16 de diciembre de 2019

Duelo por el tiempo


Cada día, el viejo, dueño de nuestro destino, echa tierra sobre nosotros. Lo hace, lentamente, sin prisas, con un toque de fantasía; pues elige, los momentos en función de nuestra hambre, de dejarlo todo. para fusionarnos con el más allá. Son instantes de olvido, de pereza, de desesperación, de duda.  Son recuerdos, del ayer, donde la música, es un piano, sin notas, con manos en blanco y negro. Son pinceladas, del hoy, donde los pasos se vuelven, sordos, en las calles cubiertas de polvo. Son cantos, de la memoria, donde los abrazos, son esqueletos, cuyo corazón, siempre late. El tiempo, se agota, sin solución, por eso, hemos de amarlo como si hoy fuera nunca.
Ana Tapias( todo los derechos reservados)©

domingo, 15 de diciembre de 2019

Terribilitá del momento


 En cada, momento, morimos sin darnos cuenta. Alzamos la vista sin precisión, movemos las manos sin continuidad, caminamos con los pies desgastados,  lloramos sin cerrar los ojos, sonreímos sin abrir la boca; mientras, somos devorados, por la incertidumbre del hoy; somos fagocitados por el mañana; somos triturados por el futuro, al que no podemos inyectar, una sobredosis de vida, pues no está legalizado en nuestros genes ser inmortal.  El momento es la terribilitá del adiós.
Ana Tapias( todos los derechos reservados)©

viernes, 13 de diciembre de 2019

Algo falla en la política


 Tengo la manía atrasada, de leer periódicos caducados. Me encuentro con un titular del diario" El mundo", del sábado 13 de Julio de 2019"Moncloa a acusa a Podemos de cortocircuitar la negociación". Han pasado, cinco meses, y negocian ministerios y una vicepresidencia, pero, antes, hemos tenido que volver a votar otra vez. Estos señores y señoras(lenguaje inclusivo ante todo) han estado unos meses cobrando sus sueldos, sin hacer nada. Hecho, que solo se lo pueden permitir los políticos, porqué el resto de los trabajadores, trabajadoras,  serian despedidos, despedidas pero, siempre, hay elites, que nos recuerdan, que la desigualdad existe, que unos pocos, unas pocas, deciden el gobierno de un país, que está harto,  de que lo engañen; de votar cuando ellos no se hablen ; y de ver cómo aumenta el paro, sin que sus señorías hagan nada, pues parece que siempre están de vacaciones pagadas, eso sí,

Ana Tapias( todos los derechos reservados)©

jueves, 12 de diciembre de 2019

El horror de la decoración navideña

He trucado esta fotografía, hasta encontrarla bonita.  El Ayuntamiento de mi ciudad, la ha colocado, al lado, del Acueducto, solo faltan los marcianos con su nave espacial junto a ella. La decoración navideña, es un canto al consumismo, menos en Segovia, que arropados por el frio, invita a quedarse en casa, para no sufrir ante un espíritu navideño, anoréxico del buen gusto; alejado del recuerdo que acaricia, la memoria de nuestros antepasados, quienes, nunca soñaron con una navidad, envuelta en una bola de plástico no reciclable, sino con una bola de trapo, a la que susurrar deseos. Eran  navidades en blanco y negro, con velas y con susurros del portal del Belén.
Ana  Tapias( todos los derechos reservados)©

miércoles, 11 de diciembre de 2019

Insumisión a la derrota

Me niego, a ser un cadáver, sin sonrisa. Me niego, a ser envuelta, en el silencio. Me niego, a ser un número más de un calendario de soledades. Me niego, a ser una fotografía, en el álbum de mis sobrinos. Me niego, a ser parte, de un ayer en blanco y negro, que no usaba aspirinas para volar. Me niego a ser derrotada por el adiós. Me declaro, insumisa, del paso del tiempo, compañera de la madrugada, amiga de la caricia del viento, soñadora del abrazo, amante de la vida, participe de la sonrisa del amor, escrutadora de la palabra. No voy claudicar ante el olvido, voy a saltar hasta el otro lado de la realidad, para vencer al miedo y triunfar sobre las estrellas.
Ana Tapias( todos los derechos reservados)©

martes, 10 de diciembre de 2019

Perder la ternura



Cada amanecer, cuando, dejamos, la cucharilla de mover el azúcar, en el fregadero, abandonamos,  la ternura de nuestros sueños, para entregarnos a la voracidad de nuestra rutina, que no nos abraza, que no nos besa, que no nos acaricia, que nos invita a sobrevivir en una sociedad de perdedores; donde la sonrisa es un triunfo; donde la verdad es tiroteada: donde la maldad es garantía de éxito;  ,donde la duda es vapuleada; donde somos parte de una sociedad, que mira para otro lado, ante nuestro dolor. Cada amanecer, es una lucha por ser y parecer de hierro ante la adversidad.

Ana Tapias( todos los derechos reservados)©

domingo, 8 de diciembre de 2019

El camino

En el silencio del amanecer, descompongo, el sonido de las campanas, sé que me indican el camino. Un camino donde refugiarme del dolor, de la soledad, de la angustia de no saber mi destino, ni el día de mi muerte. Un camino cargado de lágrimas, rosas, del amanecer y tal vez, alguna sonrisa, para soportar la incertidumbre de estar vivo. Un camino, roto, injusto, cruel, sometido a las rutinas de una sociedad, de la que me declaro atea. Un camino en blanco y negro, esculpido por mis antepasados. En el silencio del amanecer soy sombra sin continuidad
Ana Tapias( todos los derechos reservados))©

miércoles, 4 de diciembre de 2019

Caminar sin ausencias

Es un acto delicado, emotivo, cariñoso, caminar acompañado, no echar de menos las ausencias.

Ana Tapias( todos los derechos reservados)©

martes, 3 de diciembre de 2019

Atrapados en el plástico de la supervivencia






El cambio climático, no  solo deteriora  al planeta, a los humanos, seres ávidos de lograr metas, de conseguir sueños, de idear fantasías, de escribir sobre el universo, también nos consume, nos corroe, nos devora por dentro, hasta convertirnos en seres sin lágrimas, en vagabundos de la agonía, en santos de la basura,  en mártires de la contaminación, en héroes del plástico,  que enquista nuestros estómagos, que se convierten en olvido no reciclable.




Ana Tapias( todos los derechos reservados)
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lunes, 2 de diciembre de 2019

De dos en dos


Siempre me gustó leer libros que se parecieran, así que, iba a la biblioteca y los elegía de la misma época o temática, encontrando entre las similitudes una gracia divina de las palabras. Últimamente, los libros me salen al encuentro y el azar me ha dado dos autores, que en el fondo se parecen,  o, al menos alguna de sus frases,

"....Compro unos cojines, luego una manta para ocultarla. Pero no funciona, los cojines no se quedaran en su sitio, la manta se desliza, por eso ahora prefiero leer en otra butaca...." Donde me encuentro de  Jhumpa Lahiri

".... En este mundo, el paso del tiempo conlleva a un incremento del orden. El orden es la ley de la naturaleza, la tendencia universal, la dirección cósmica...." Los sueños de Einstein de Alan Lightman.
Ana Tapias( todos los derechos reservados)

El tiempo nunca nos pertenece, avanza, retenido en cada de nuestros actos, que nunca son inocuos, ni ecuánimes, pues pueden ser los últimos de nuestra vida: dejando aislados, perdidos, vencidos a nombres sin bautizar, a fechas sin registrar, a utopías silenciadas, a cantos sin paraguas, a besos sin firmamentos, a destellos de adiós sin abrazos. El tiempo. es como un día de niebla, donde nuestra mirada se pierde para no regresar
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