En el silencio del amanecer, descompongo,
el sonido de las campanas, sé que me indican el camino. Un camino donde
refugiarme del dolor, de la soledad, de la angustia de no saber mi destino, ni
el día de mi muerte. Un camino cargado de lágrimas, rosas, del amanecer y tal
vez, alguna sonrisa, para soportar la incertidumbre de estar vivo. Un camino,
roto, injusto, cruel, sometido a las rutinas de una sociedad, de la que me
declaro atea. Un camino en blanco y negro, esculpido por mis antepasados. En el
silencio del amanecer soy sombra sin continuidad
Ana Tapias( todos los derechos
reservados) )©
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