Todos somos minusválidos de segundos, de minutos, de horas, de días, de meses, de años, que acortan las extremidades de nuestro
cuerpo; de nuestra mente; de nuestro ánimo; que nos dejan rotos, sin
posibilidad de recomponernos delante del espejo; de figurar ser los de
antes; de bautizarnos con la esperanza; de soñar en colores; de cantar sin
miedo a desafinar; de olvidar que el mañana no es posible. Todos seremos huesos
sin memoria. Todos estaremos, encarcelados, en el tenebrismo del recuerdo. Todos
cerraremos los ojos para no volver a soñar.
Ana Tapias( todos los derechos reservados)©
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