domingo, 20 de junio de 2021

Sor Milagros




 

Carmen, una compañera de trabajo, que estudió en las Concepcionistas de Segovia, como yo, me ha adentrado en un, grupo de Facebook, de exalumnas, que nunca había visitado. La verdad, es que no tengo buen recuerdo de mis años escolares, formados por asignaturas, que me aburrían; por profesores que desdibujan mi fantasía; por monjas, que me pegaban por no entender las matemáticas; por niñas, crueles, antipáticas, groseras, vulgares, que se reían de mí por mi timidez, que me llevaba a tartamudear. Eso sí, tuve la suerte de repetir 3 de E.G.B.  lo que me brindó la posibilidad de estudiar con mi hermana, Encarnita; una alumna brillante, de altas capacidades, a la que siempre admiré, y que fue mi apoyo en esos años donde tanto sufrí. No reconocía en la fotografía a ninguna monja, que me parecían seres con cofia. indeseables, entregados al propósito de hacernos sufrir; pero la señora de pelo corto, y gafas, tenía cara de ser buena persona. Me adentré en su mirada, retrocedí treinta y ocho años, y la vi era ella: Sor Milagros. La mujer, que nos daba música; que nos elevaba a Dios gracias a las canciones, que nunca he olvidado; que nos inculcaba el amor hacia de los demás, que ella misma practicó pues creo que se fue a Misiones, donde haría feliz a mucha gente. Sor Milagros, era una nota diferente dentro de un convento, de mujeres, casadas con la fe. Sor Milagros, era ella misma, no la mujer de un ser invisible, al que había de ser fiel cada semana en misa, y que, si no iba, me castigaban horas y horas de pie. Sor Milagros, fue la batuta de la esperanza, de mis años de infierno escolar, que me ha costado mucho superar. Nunca voy a olvidar,  la ternura de una mujer,, morena, de ojos grandes, con voz de ángel y alas de empatía a quien llamábamos Sor, quien vivirá siempre en mi corazón.

Con cariño a Milagros Martin Jorge, 

Ana Tapias( todos los derechos reservados)©

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