Vivo ajena, descuidada, olvidada de los seres, que pululan, por las televisiones españolas, buscando ser escuchados; creando audiencias; enajenando la verdad. Nunca hay una verdad, pues siempre la verdad, depende de quien la cuente; de quien la padezca; de quien la halle, entre los restos de sus recuerdos, de sus rutinas, de sus fobias; de las que me entero por comentarios de amigas, invisibles, de mis muros virtuales, en los que tampoco creo, pero ellas, parecen convencidas de argumentos que defienden como si fueran su país, cuya bandera, enarbola una mujer desconocida a su espejo; ante la que se rinden por sus lágrimas y escriben frases tan solemnes como "Yo si te creo"; ante la que hemos de arrodillarnos y rezar, como si fuera un dogma de fe. Pues si no lo haces, caes en el pecado, siempre, mortal, de no ser parte de una comunidad, de mujeres, con principios, siempre los mismos, de defensa de nosotras mismas. Pero yo, una mujer diferente, no me identifico, con señoras, que mueven millones de euros para ejercer su derecho a la venganza. Pero yo, me identifico con las mujeres ,que luchan, desde sus actos para salvar mundos, no para crear odios entre aquellos. que enchufan la televisión para exiliarse de su supervivencia
Ana Tapias( todos los derechos reservados)©
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