Cierro mis ojos delante del horizonte, quiero evadirme de la
monotonía, que no me pertenece, que me asusta, que me vence. Abro mis ojos, porque
no quiero caerme siempre dentro del mismo destino. Una nube, no sé su nombre,
se acerca a mi pensamiento, lo acaricia para que no llore, para que sonría,
para que vuelva a ser una niña, con zapatos de tacón grande y vuele hacía la
fantasía; donde la vida no importa; donde la muerte no existe; donde la derrota
es una victoria a la que aferrarse cada atardecer. Sigo soñando cada día.
Ana Tapias( todos los derechos reservados)©
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