Tengo
dos vidas diferenciadas y pronunciadas: la de la mañana y la de la noche, en
cada una de ellas, me escabullo, me escondo, me difumino de la otra; donde no
soy más que un sujeto expuesto al sufrimiento, entregado al dolor, sumido en el
olvido de mis actos, que carecen de importancia en un mundo de vencedores,
donde los derrotados, somos personas anónimas, sin bautizar por el éxito, que
luchamos por un mundo mejor, desde nuestros actos, pero nuestra lucha es
indiferente a una sociedad, que vaga, por la melancolía detrás de sus ventanas, donde
se esconden de la realidad, que inocentemente, se refugia en la noche para
volar hacia espacios donde ser feliz
Ana Tapias( todos los dererchos reservados)©
No hay comentarios:
Publicar un comentario