En el
atardecer, la minúscula realidad de la rutina, se camufla dentro del cansancio
de las miradas; que caminan ausentes, hambrientas, embebidas, en sus nostalgias;
que descuidan la importancia, de la ropa tendida en una casa, con la necesidad de sobrevivir a la memoria; que
expande sus lágrimas por el mañana; que se sujeta en las pinzas que cuelgan del
destino; hasta adonde el olvido posará sus rayos para instalarse en el ayer.
Ana Tapias( todos los derechos reservados)©
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