El 19 de diciembre, era un día grande, excelente, brillante, cargado de
ceremonias en la familia; celebrábamos que había nacido, mi abuelo materno; cuando era pequeña, no le daba importancia a la existencia de ese día, donde mi abuelo se volvía tarta; pero pasados tantos inviernos, y con canas sobre mi
sufrimiento; mi abuelo, se ha convertido en un gigante, que me abraza
desde su castillo del recuerdo, cada 19 diciembre; donde su sonrisa, me
invita a creer que todo es posible, que todo pasará, que todo es ayer, que solo
importa su abrazo.
A la memoria
de mi abuelo materno, te quiero abuelito.
Ana Tapias( todos los derechos reservados(©
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