Las tiendas del barrio, son pequeños hogares, donde habitan
personas que son nuestros familiares lejanos; en quienes depositamos nuestras
alegrías, nuestras penas, nuestras enfermedades, nuestras victorias, nuestras
derrotas, nuestras muertes, nuestros silencios, nuestras soledades; que hablan
para sentirse acompañados en medio del destino; donde encontré la tienda de dos
hermanos: Mari y Carlos; que se despiden para siempre de la sangre del vecindario;
quienes los recordaremos con entusiasmo; ese entusiasmo que desvela el buen hacer de dos
corazones, que laten al ritmo de los desayunos, de las meriendas, de las cenas;
de personas que necesitaban ser atendidos con el respeto, con la dignidad, con
el honor, que solo los padres, que solo las madres, que solo los abuelos, que
solo los tíos, que solo los primos del barrio, entregan a cambio de la felicidad
de una barra de pan, bien cocida.
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Ana Tapias.
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