Si
Gabriel García Márquez, hubiera leído como yo lo hice, en una crónica de
un periódico, la palabra" Esequibo”; tal vez, hubiera escrito un cuento, o si su fantasía,
que provocaba mundos inasibles, le hubiera tomado el alma, tal vez,
hubiera escrito un libro; con personajes, bautizados con nombres incardinados
en una zona de la frontera, agreste, inhóspita, desaconsejable para caminar;
que luchaba por sobreponerse a la
mansedumbre de un hombre serio, con bigote y bastón; que había heredado el país, en una partida de
cartas; cuajado de casas prefabricadas; henchidas en la desasosiego; carcomidas
por la brutalidad, del dictador que andaba entre tanques al otro lado de la
frontera; que imponía sus delirios, al hombre con bigote y bastón; que tan solo
podía aullar del miedo, ante semejante presencia; que era a la vez divina, a la
vez humana; con una sombra siniestra, que siempre vestía de rojo; para aclarar
que la verdad residía en sus labios; que exclamaban en contra de la paz, pues
amaba la guerra, como forma de expresión; dejando un rastro de sangre entre los
dos países; que no pasaba desapercibo a los habitantes de “Esequibo”; que
lucharían para atrapar la democracia del sentimiento, y, ser libres en sus corazones,
pero seguro que Gabriel García Márquez, lo hubiera escrito mejor.
© Todos los derechos reservados) Ana Tapias
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