En la vida nos movemos por espejos, donde nos reflejamos
con mayor o menor acierto; ajustados a nuestras imperfecciones; perdidos
en nuestros debates; sujetos a nuestros deseos de no envejecer, de no ser
solo supervivientes sino soñadores, sin arrugas, ni canas, ni dolores, pero, el
espejo, siempre cambia de estación.
Ana Tapias( todos los derechos reservados)©
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