Observo, a mis
antepasados, convertidos en, viejas, fotografías, que sobreviven, en
cajones abandonados, de donde las rescato, cubiertas, de nostalgia, que
dibuja momentos; que crea emociones; que estalla en sonrisas; que habla desde
sus silencios hacia mi soledad, que es rutina, de la que me distancia la
memoria, entregada a la perspectiva del tiempo, que llora sin mirar a los ojos;
que pregunta sin esperar respuestas; que calla sin descifrar su misterio; que
se salva de su tragedia, pues no puede ser interrogada; que se despierta para
volver a dormir; que se esconde para ser feliz
Ana Tapias(
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