martes, 29 de junio de 2021
El adiós de las amapolas
lunes, 28 de junio de 2021
Mi abuelo Saturnino
domingo, 20 de junio de 2021
El amor
Nunca me ha ido bien, en ese terreno de nadie, que llaman amor. He vagado como si fuera un alma en pena, de horizonte en horizonte, sin dejarme atrapar por ninguno; tal vez, por qué mi espacio sea la libertad no el compromiso. El día 28 de junio, se celebra el "Dia del Orgullo Gay o LGTBIQ" Lo recuerdo como la gran fiesta de Chueca, donde nunca he ido, pero si me hubiera gustado acércame para sumarme a la fiesta. Las fiestas, lo hemos comprobado, en estos meses, de pandemia agónica, cruel, silenciosa, forman parte de nuestro ADN de españoles. Cada año, por estas fechas, salen las fotos en los periódicos de los hombres y de las mujeres, que aman a personas de su mismo sexo. Una foto de carnet, que me recuerda a una ficha policial, nos lleva a un personaje público, que muchos no conocemos que salen del armario. Frase que tampoco me gusta, la verdad. Pues los armarios, al menos el mío, es feo y desordenado, y nadie soporta respirar el aire contaminado de si mimo, que no ventila, pues nos podemos asfixiar dentro de nuestros pensamientos. Estas personas públicas (ignoro si quieren que sus datos formen parte de nuestras memorias) buscan concienciar a la sociedad, de una realidad aún criminalizada y condenada a muerte en muchos países. La discriminación hacia lo diferente, es marca del ser humano que no entiende las diferencias; que busca la uniformidad; pero es necesario rebelarse contra todo tipo de barreras y abrazar lo auténtico, lo real, lo esencial, que es la personalidad de cada uno de nosotros; que no ha de ser espejo de nadie, sino reflejo de nuestro interior. Soy heterosexual, pero, tal vez, si hubiera sido homosexual, me hubiera mejor en el sentimiento, que yace en soledad por el horizonte. Anhelo un día, donde todos seamos iguales, y a nadie importe si me beso con un hombre o con una mujer, pues mi esqueleto será olvidado igual.
Ana Tapias( todos los derechos reservados)©
Sor Milagros
Carmen, una compañera de trabajo, que estudió en las Concepcionistas de
Segovia, como yo, me ha adentrado en un, grupo de Facebook, de exalumnas, que
nunca había visitado. La verdad, es que no tengo buen recuerdo de mis años
escolares, formados por asignaturas, que me aburrían; por profesores que
desdibujan mi fantasía; por monjas, que me pegaban por no entender las
matemáticas; por niñas, crueles, antipáticas, groseras, vulgares, que se reían
de mí por mi timidez, que me llevaba a tartamudear. Eso sí, tuve la suerte de repetir
3 de E.G.B. lo que me brindó la
posibilidad de estudiar con mi hermana, Encarnita; una alumna brillante, de
altas capacidades, a la que siempre admiré, y que fue mi apoyo en esos años
donde tanto sufrí. No reconocía en la fotografía a ninguna monja, que me
parecían seres con cofia. indeseables, entregados al propósito de hacernos
sufrir; pero la señora de pelo corto, y gafas, tenía cara de ser buena persona.
Me adentré en su mirada, retrocedí treinta y ocho años, y la vi era ella: Sor
Milagros. La mujer, que nos daba música; que nos elevaba a Dios gracias a las
canciones, que nunca he olvidado; que nos inculcaba el amor hacia de los demás,
que ella misma practicó pues creo que se fue a Misiones, donde haría feliz a
mucha gente. Sor Milagros, era una nota diferente dentro de un convento, de
mujeres, casadas con la fe. Sor Milagros, era ella misma, no la mujer de un ser
invisible, al que había de ser fiel cada semana en misa, y que, si no iba, me
castigaban horas y horas de pie. Sor Milagros, fue la batuta de la esperanza, de
mis años de infierno escolar, que me ha costado mucho superar. Nunca voy a olvidar, la ternura de una mujer,, morena, de ojos grandes, con voz de ángel y alas de
empatía a quien llamábamos Sor, quien vivirá siempre en mi corazón.
Con cariño a Milagros Martin Jorge,
lunes, 14 de junio de 2021
Caricia del pensamiento
Cierro mis ojos delante del horizonte, quiero evadirme de la
monotonía, que no me pertenece, que me asusta, que me vence. Abro mis ojos, porque
no quiero caerme siempre dentro del mismo destino. Una nube, no sé su nombre,
se acerca a mi pensamiento, lo acaricia para que no llore, para que sonría,
para que vuelva a ser una niña, con zapatos de tacón grande y vuele hacía la
fantasía; donde la vida no importa; donde la muerte no existe; donde la derrota
es una victoria a la que aferrarse cada atardecer. Sigo soñando cada día.
Ana Tapias( todos los derechos reservados)©
lunes, 7 de junio de 2021
Otros seres, otras vidas, otras historias
Vivo ajena, descuidada, olvidada de los seres, que pululan, por las televisiones españolas, buscando ser escuchados; creando audiencias; enajenando la verdad. Nunca hay una verdad, pues siempre la verdad, depende de quien la cuente; de quien la padezca; de quien la halle, entre los restos de sus recuerdos, de sus rutinas, de sus fobias; de las que me entero por comentarios de amigas, invisibles, de mis muros virtuales, en los que tampoco creo, pero ellas, parecen convencidas de argumentos que defienden como si fueran su país, cuya bandera, enarbola una mujer desconocida a su espejo; ante la que se rinden por sus lágrimas y escriben frases tan solemnes como "Yo si te creo"; ante la que hemos de arrodillarnos y rezar, como si fuera un dogma de fe. Pues si no lo haces, caes en el pecado, siempre, mortal, de no ser parte de una comunidad, de mujeres, con principios, siempre los mismos, de defensa de nosotras mismas. Pero yo, una mujer diferente, no me identifico, con señoras, que mueven millones de euros para ejercer su derecho a la venganza. Pero yo, me identifico con las mujeres ,que luchan, desde sus actos para salvar mundos, no para crear odios entre aquellos. que enchufan la televisión para exiliarse de su supervivencia
Ana Tapias( todos los derechos reservados)©