jueves, 15 de julio de 2021

Ahora señora

 

 Se me pone a gritar como si tuviera razón cuando le he dicho que tenía unas limitaciones físicas, para subir la maleta hasta donde quería.  Hasta el revisor, le ha aconsejado que se tranquilizara. Pero, yo en mi sano juicio, prefiero ignorar que odiar. No me sale rentable tener mala leche, hostia o baba, y empoderarme en la agresión;  pero ya llegará su momento y la fuerza del caos se revolverá en contra de ella, y su ego sin empatía ¡Ahora qué hace con su maleta!  La baja, se explaya con la cremallera, la abre;  y yo, que apenas puedo  mirarla, no me vaya a fulminar con su ira, no tengo acceso a la mía, porque no sé gritar; que siempre es agradecido, para ciertas, personas como manera de joder a otras. La gritona, es la típica joven,  con mono, negro, ajustado; combinado con sus bambas negras; todo muy ceñido a un cuerpo interpretativo, que necesita a una persona tan estúpida y egocéntrica como  su voz de media soprano de tienda de oportunidades y tendrá tanta estrella, que volverá loco a cualquier imbécil, de figura insípida, que se acerque a sus decibelios, en busca de un buen polvo. A pesar de todo, sacó su lado más tierno, para ayudar a una pasajera, cuyas maletas parecían armarios empotrados, a la que se ofreció a ayudar. Me hice la remolona, al final del trayecto, para alejarme de esa sujeta, quien solo pensaba en abrir y en cerrar su maleta, donde encontraría su espejo, que reflejaría a la madrasta de Blancanieves.

Ana Tapias( todos los derechos reservados)©


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