domingo, 24 de octubre de 2021

Distancia del duelo


 

Dos sombras, se acercan dentro de sus silencios, se intentan controlar para no dejarse invadir, por el pensamiento, de la otra, que puede acotar la musicalidad del pensamiento, invitarlo a claudicar ante el error del dolor, que cae,  como si fuera sudor dentro de sus cuerpos invisibles, que se despiden al alejarse, al convertirse en soledad de nuevo; para llorar aislados dentro de su penumbra, a la que se abrazan como si fueran náufragos del olvido


Ana Tapias( todos los derechos reservados)©

jueves, 21 de octubre de 2021

Suma de silencios



 El abandono, el olvido, el silencio, se derrumban en edificios, sin dirección, que parecen perdidos en medio del destino; donde se quedaron atrapados, dentro de vidas pasadas, dentro de lágrimas escondidas, dentro de palabras mudas; que recorren espacios sin muros, sin paredes, sin techos, con la sola distancia del ayer, que cae al vacío del hoy como si fuera un rostro sin latido, que muere anclado a la desmemoria de la soledad.

Ana Tapias( todos los derechos reservados)©

martes, 19 de octubre de 2021

Pesadillas

Llevo toda la vida, soñando con abundancia, y recordando mi otra vida. Hubo un momento, en que eran tan surrealistas, las imágenes, que me acompañaban días, meses y años, que una de mis hermanas, me dijo, que debería escribirlas. Viajaba en bus, acompañada por un hombre, que era mi novio; entre nosotros había complicidad, risas, miradas, besos. El chicho en cuestión, era alguien de mi adolescencia, que esta mañana he logrado adivinar que se llamaba Gerardo. Un hombre alto, guapo de ojos verdes o azules. Al bajarnos, él se iba con otra. Ella era rubia y joven. Me encontraba sola, en Madrid, cerca de un estadio de fútbol, donde vive una de mis hermanas. Pensé en ir a verla, pero, mi móvil no estaba cargado, no tenía dinero para llamar. Empecé a caminar destino su casa, esperando que, a pesar de ser de noche, se apiadara de mí; pero llevo tanto tiempo sin ir, que me perdí y aparecí al lado de un edificio neoclásico, alto, elegante. Alcé la vista, para ver qué era, pues estaba agónicamente perdida, y leí “Banco de Santander". Llevaba a mi muñeco “Coco”(regalo de mis abuelos, maternos, cuando tenía dos años) junto a mi pecho. Volví a caminar, desorientada, ausente, sin dirección, y llegué hasta la Gran Vía de Madrid, en medio de la noche, era de noche, con mi muñeco pegado. Desde esa zona, sabia ir a casa de mi otra hermana, que, a pesar de la distancia, me costaría más de una hora llegar, lo podría lograr, pero debería anunciarla que me encontraba en Madrid. Envuelta en mis dudas, de si, podría dormir en su casa, me encontré con una madre con su hija, quien me hizo agacharme, para ayudarla a buscar su móvil, pero hizo un movimiento, que me robó el mío. No la pude decir nada, ya que, lo había guardado y en su mano tenía el suyo. Me invadía la tristeza, la angustia, la pobreza, era una vagabunda dentro del destino, atada a mi muñeco, que era el único que conocía de mi existencia. Me he despertado asustada, con mi infancia dentro de mis silencios y de mis lágrimas, tan perdidas como mi ausencia del ayer.

 


Ana Tapias( todos los derechos resevados)©

jueves, 14 de octubre de 2021

Lo visible, lo invisible


El Acueducto se yergue, inhiesto, entre las ruinas de sociedades, que lo han precedido; a unos metros, se sitúa el buzón de correos, que se esculpe entre abandonos y suspiros. Abandonado por la tecnología, que lo ha llevado a ser un resto arqueológico de sentimientos. Suspiros, de los seres, inacabados por la melancolía,  que corroe sus huesos de ayer; donde escribir, formaba parte de la entrega hacía  corazones que latían entre, viejas, palabras que  soñaban con acariciar a tinta visible, en medio, de la lentitud, en medio  de la soledad,  en medio de la distancia, de vidas,  ancladas al paso de los siglos, que se cimbreaban en blanco y negro, para terminar llorando ausencias ,invisibles, acogidas por el destino, dentro de piedras, imposibles de soslayar del olvido

ANa Tapias( todos los derechos reservados(©


lunes, 11 de octubre de 2021

Crucifixión de los objetos


Cada objeto, ocupa un lugar en nuestra mente, que actúa como si fuera un armario perfectamente ordenado; es necesario, de vez en cuando, descolocar los objetos y darlos otra dimensión, para que se aproximen a nuestras sonrisas, que yacen olvidadas debajo de lo que fuimos y nunca volveremos a ser. Envejecemos empolvándonos los mejillas, para ocultar nuestras arrugas;  a mí me gustan las arrugas, eso significa que soy mayor; que me acerco a la edad de merecer la muerte  y ser un bello ataúd enterrado dentro del olvido de mis sobrinos;  quienes me sobrevivirán, y alguna vez, sacaran mis no joyas de sus recuerdos para sentirme a su lado;  como yo siento, a mi abuela, en su viejo sifón de la"Revoltosa", espejo de sus días de trabajo, de sus noches de descanso, de sus sonrisas de eternidad, que como si fueran un bodegón del tiempo, fotografió, porque no puedo dejar de llorar de la felicidad, si la encuentro en fotos en blanco y negro, donde mi abuela materna, Encarnita, siempre me escucha y nunca me contesta, cuando la cuento mis malos días; porque mi abuela, fue una victima más de una guerra, que la impidió ser libre y volar hacía sus sueños, espacio que rozó cuando escribo.





 Con amor a mis cinco sobrinos: Santiago, Alonso, Guillermo, Mariana e Inesita

Vuestra tia os quiere
Ana Tapias) todos los derechos reservados)©


jueves, 7 de octubre de 2021

El peso del camino

Las experiencias forman parte de nuestra convivencia con la rutina, que nos acosa desde el despertador, imaginario, que se balancea sobre nuestras obligaciones impuestas por la necesidad de sobrevivir, dentro de un mundo de envidias, de odios, de puñetazos, de seres, con corazón como nosotros, pero que late al ritmo de sus espejos rotos, imposibles de reconstruir por nuestras sensibilidades, que lloran sujetas a sus malos actos, que nos persiguen como si fueran sombras en nuestros cuerpos, que pesan demasiado; que rompen balanzas;  que destrozan piernas; que acaban incrustadas en cuerpos informes, que nos devuelven a la nada de dónde venimos y adonde siempre volvemos

Ana Tapias( todos los derechos reservados)©

 

lunes, 4 de octubre de 2021

Soy recuerdo

El recuerdo es una vieja fotografía, escondida dentro de la memoria de las ausencias, de quienes somos y nunca nos iremos-.  En la imagen, aparecen cuatro chicos jóvenes trajeados; tres de ellos con corbata, uno de ellos fumando. Una de las caras, que sonríe es la mía, pues soy parte de él; yo estaba allí, caminando en blanco y negro, al lado de la castañera, que se afanaba en asar las castañas para sacar su familia de la pobreza clandestina, que se calentaba dentro de sus manos.  No vamos abrigados, nos creemos que somos inmortales, pero pronto llegará una guerra que nos destrozará la calma y nos convertirá en sujetos sin voz, anclados a una dictadura, de la que saldremos mayores para ser libres. Nací con cincuenta y nueve años, pero no tenía arrugas, no estaba enferma. A los siete años, un cáncer me dejó enferma, estuve diez años sufriendo. Morí con 75 años,, dejando atrás, mi forma de hombre para ser una niña, que ahora envejece. Dentro de unos años, formaré parte de mis sobrinos y seguiré soñando.

 

A la memoria de mi abuelo materno Leoncio Garcia Redondo, con todo mi amor
Ana Tapias/ todos los derechos reservados=©





viernes, 1 de octubre de 2021

Luz del deterioro



 Envejecemos sin darnos cuenta, nuestros espejos siempre nos señalan como si fueramos jovenes, y siempre nos engañan,pero llega un dia que el reloj se para, que las piermas no  funcionan, que la mirada se resiste a posarse en la distancia, que el corazón se vuelve perozoso y entonces nos encontramos en otro cuepro, porque el nuestro pertenece a nuesta memoria, donde corre agil, donde sueña sin meiedo, donde baila bajo las estrellas sin frio, que recorren nuestros bautismos en la esperanza de ser eternos.
Ana Tapias( todos los derecchos reservados(©