Cada objeto, ocupa un lugar en nuestra mente, que
actúa como si fuera un armario perfectamente ordenado; es necesario, de vez en
cuando, descolocar los objetos y darlos otra dimensión, para que se aproximen a
nuestras sonrisas, que yacen olvidadas debajo de lo que fuimos y nunca volveremos
a ser. Envejecemos empolvándonos los mejillas, para ocultar nuestras arrugas; a mí me gustan las arrugas, eso significa que
soy mayor; que me acerco a la edad de merecer la muerte y ser un bello ataúd
enterrado dentro del olvido de mis sobrinos; quienes me sobrevivirán, y alguna vez, sacaran
mis no joyas de sus recuerdos para sentirme a su lado; como yo siento, a mi abuela, en su viejo sifón
de la"Revoltosa", espejo de sus días de trabajo, de sus noches de
descanso, de sus sonrisas de eternidad, que como si fueran un bodegón del
tiempo, fotografió, porque no puedo dejar de llorar de la felicidad, si la
encuentro en fotos en blanco y negro, donde mi abuela materna, Encarnita, siempre
me escucha y nunca me contesta, cuando la cuento mis malos días; porque mi
abuela, fue una victima más de una guerra, que la impidió ser libre y volar
hacía sus sueños, espacio que rozó cuando escribo.
Con amor a mis cinco sobrinos: Santiago, Alonso, Guillermo, Mariana e Inesita
Vuestra tia os quiere
Ana Tapias) todos los derechos reservados)©
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