Mis dedos, se acercan a estos dos huevos cocidos, que, dentro de
unas horas, formaran parte del recuerdo; serán olvido; desocuparan un espacio,
que quedará reservado para el silencio; donde su memoria, permanecerá
invisible, como si fuera un altar del sueño, para aquellos, que conocieron sus
forma, que se adentraron en sus pensamientos, que sucumbieron ante sus
palabras, que se dejaron llevar por su eternidad, descuartizada ante el hambre
voraz del destino.
Ana Tapias( todos los derechos reservados(©
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