La
vida nos abandona en circunstancias, ante las que hemos de sobrevivir para no naufragar
dentro de la tristeza; que son nuestras lágrimas que corren por nuestro cuerpo,
instalándose en nuestros latidos, que sueñan con ser galardonados con un abrazo
del destino, siempre esquivo, siempre intermitente, siempre acompañado de sufrimiento,
que tuerce nuestra mirada, para dejarla en el recuerdo, donde siempre hay un
banco para sentarse.
Ana Tapias( todos los derechos reservados)©
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