Las
fotografías representan a mis dos tíos abuelos maternos; mi tía María, lleva un
niño o una niña en brazos; mi tío Amador, descansa sentado sobre una piedra;
María, era hermana de mi abuelo; Amador, era hermano de mi abuela; imagino, que
se conocieron en la boda de mis abuelos; se llevaban muchos años de diferencia,
creo que unos dieciséis o dieciocho; mi tía María, era la mayor de ocho
hermanos, tuvo que ayudar a su madre a cuidar de sus hermanos; mi tío Amador,
era el pequeño, fue cuidado y mimado, por sus hermanas; se quedó sin padre con
uno o dos años de vida; mis tíos, llevaron dobles vidas, con dobles sueños,
ajustados a sus circunstancias, que los abandonaron a su suerte; a mi tía
María, a los ochenta y muchos años, nunca se casó; a mi tío Amador, a los
cuarenta, recién casado; conocí a mi tía María, cuando venía a visitar a mi
abuelo; los últimos días de su vida, los pasó en casa de mi abuelo; su rostro
atormentado por la muerte, gira en mi infancia, que no entendía el adiós; a mi
tío, Amador, le he aprendido a querer por las fotografías, que han
llegado hasta mi calendario; donde un hombre joven me invita a adentrarme
en sus sentimientos, que fueron pausados, por una muerte prematura; mis dos
tíos, forman parte de mi ayer donde sus cuerpos vagan hacia mi corazón, para
posarse sobre él y latir en mi hoy.
Ana Tapias( todos los derechos reservados)©
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