Manuel Heredero, era el padre de mi abuela, Encarna; murió cuando apenas
tenía cuarenta años, no saben muy bien de qué; en los años veinte del siglo
pasado, no creo que practicaran autopsia a los hombres sin fortuna, cuya transcendencia
se limitaba a su familia; fue enterrado en una fosa común del cementerio de Segovia
(sus huesos se han perdido). Mi bisabuela, Flora (la mujer de la fotografía) se
quedó sola, con tres hijos pequeños: dos niñas y un niño; que tuvieron que
ponerse a trabajar cuando sus cuerpos se lo permitieron. Manuel, dejó un
monedero que con el paso de los años, lo heredó, mi abuela( su zapato es el de
la fotografía) que me contaba mi madre, que era donde guardaba las pocas
monedas, que les quedaban para sobrevivir en la época de la postguerra; donde
la pobreza, corría silenciosa por las familias, que atesoraban lágrimas,
que destilaban hambre, que sucumbían ante la realidad, imposible de cambiar,
donde eran, seres insignificantes que no
se atrevían a soñar.
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