Cada día, necesito mi encuentro con el horizonte castellano, que
encuentro en los jardines del Alcázar de mi ciudad; cada día, observo a las cigüeñas;
ayer faltaban; noté su ausencia en mi latido que lloraba, recordando sus
vuelos, que se alzaban sobre mi soledad; cuya sombra, son figuras esbeltas, que
vigilan mis pasos, atormentados por el paso de los silencios, que ellas
descifran; que ellas comprenden; que ellas transforman en palabras de belleza;
que me susurran motivos para sobrevivir a la cárcel que es mi rutina; pero sé
que volverán y seré libre de mis abecedarios para volar sin miedo.
© Todos los derechos reservados) Ana Tapias
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