Ella no me ha reconocido, a su lado parecía una madre de familia. Paeseaba a mi sobrina. Ella una antigua conocida de la universidad. Nunca estuvimos en la misma clase. La he llamado por su nombre, se ha girado, y no me ha reconocido. A mi vuelta del paseo, la he vuelto a ver. Era ella. No la he llamado por su nombre, la he observado: iba sonriendo y leyendo el móvil. Serñia el washupo, famoso, no lo tengo, ní lo tendré. Odio estrar controlada. Sus efectos son positivos: una sonrisa.
Una sonrisa no tiene precio. Gracias Pilar por no acordarte de mí. Así te he podido espiar.
Ana.
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