Funcionaria

Rostro agraciado, uñas pintadas de rojo, sonrisa amable, estaba sentada al mando de un ordenador. Me preguntó." Vengo a registrar un relato",  contesté con voz tímida. Me miró como si fuera una vagabunda con palabras, que olía mal, que se colaba por la miseria, que carecía del desodorante de la seguridad laboral. Su no explicación sobre cómo rellenar el impreso, hizo que me equivocara, no me dejó repetirlo.
Me sentí pequeña, indefensa, maltratada por una funcionaria, que no era capaz de alargar su mano para recoger mi trabajo, que se burlaba de mi letra, y me aleccionaba sobre lo que significaba registrar. La crueldad señora ,funcionaria, crea charcos invisibles en las mejillas. 

Ana Maria Tapias Garcia.

Amparo Baró

Amparo Baró se  ha esfumado hacia la eternidad. Admiraba su carácter, su rasgos ligeros, su forma de ser. Las palabras corrían por su voz,  para llegar al fondo de la última butaca del escenario, esa butaca a la que acudimos presas del dolor, cuando la realidad nos falla hasta lograr la extremaunción

del pensamiento. Las despedidas nos obligan a guardar el recuerdo en un cajón, al que acudir con lágrimas ásperas, en los amaneceres huérfanos.

Amparo soñará que su imagen se refleja tras una butaca.

Para una gran mujer

Ana Maria Tapias Garcia.

Fuego cruzado

Las palabras nos llevan a ser hojas derrotadas por las guerras: fuego cruzado, efectos colaterales. Vocales, consonantes se incrustan en nuestro alfabeto  sentimental.  que nos aboca a otra guerra, la de la rutina de la que hemos de protegernos. Balas llegan con falsas promesas. Bombas de actos nos desgarran la piel a jirones. La crueldad es la batalla que nos conduce a ver cadáveres caídos,  bajo

 fuego amigo,  ante la indiferencia de los soldados con hipotecas. 

Ana Maria Tapias Garcia. 

¿ Leer el periódico para qué?

Me levanto con  pesadillas  aún calientes, son  como un cadáver que me cuesta olvidar, desayuno junto mi Kindle que me lleva a Pio Baroja, Páramo, Aldecoa. Abro el PC, busco los periódicos digitales, mi vista se resquebraja, se enjuaga con políticos que roban a quienes les han elegido, con  niñas de 10 años usadas como modelos, con asesinos que sonríen sin pudor, con curas que abusan de menores,  y ,con claves para adelgazar. Me pregunto¿ Leer el periódico para qué?. Voy a pedir asilo político a mis pesadillas,  a ver si logro economizar sufrimientos. 

Ana Maria Tapias Garcia. 

Cae

Cae la noche sobre la pequeña ciudad. Los fantasmas se cuelan dentro de sus desvencijados hogares.  Hay uno que golpea insistentemente una y otra vez a la vieja ventana. Su mujer no le reconoce. El silencio se invierte. El fantasma huele su viejo colchón.  Llora como si fueran bruma esponjosa.
Cae la noche sobre el recuerdo, que canta una nana, cuyo eco se pega al asfalto.
Cae la noche sobre los que duermen y sueñan que todo va a cambiar, nada cambia en el pasado, que es la pesadilla del hoy.

Ana Maria Tapias Garcia.

Auschwitz

70 años hace hoy de la liberación del Campo de exterminio. ¡ Cuántas lágrimas cuyo eco perdura aún en Auschwitz!. Los supervivientes muestran su número de destino, que se salvó de la cámara de gas. 70 años después,  el mundo sigue asustado por el horror. Han cambiado las siglas de los verdugos,  pero la venganza de un ser humano contra otro ser humano sigue.

Es terrible, que los nuevos campos de exterminio sean lobos solitarios, que buscan causar terror. El pasado se asoma al presente en un banco de lágrimas. 

Somos prisioneros de la no conciencia, de la no empatia, de los que hacen de la alegría la guerra.
Somos prisioneros.


Ana Maria Tapias Garcia.

Boca abajo

Soy atea de la realidad y he decidido caminar boca abajo,  a ver si así logro ser una mujer que sonríe. Sé que me costará al principio mantener el equilibrio. Sé que me criticarán por aislarme de la sociedad y ser diferente. Es una decisión unilateral. No lo he consultado ni con la almohada. Quiero ser libre de pagar impuestos, y, tal vez boca abajo no vea como dinero es robado por gente, que no lo devuelve,  mientras me juego la vida cada vez que salgo a la calle.

Ana Maria Tapias Garcia.

Médico de familia

Llevo un mes que la gripe y sus complicaciones sacuden a mi familia. Esta mañana fui al médico de familia con mi madre. Estaba una médico que sustituía al médico titular, era Mexicana creo por el acento. Mirada implacable, dura, fría.  Mi madre estuvo en urgencias el sábado. Otra doctora le recetó un antibiótico que esta médico ha desautorizado , y ha recetado otro más fuerte. Lo que supone tirar un medicamento y comprar otro. La he pedido una radiografía,  pues mi madre es alérgica a ciertos medicamentos y ha contestado mientras escribía la receta" Que vaya al privado a hacérsela".
 Toda  la vida pagando a la Seguridad Social para que luego te traten así. Mi madre ha sido maltratada por esta médico. Lloraba ante ella. Suplicaba su derecho a no sufrir y ha recibido su mirada cruel.  Queremos médicos que nos alivien las lágrimas. Llorar agota el alma. Llorar denigra el ánimo. Llorar asusta a la felicidad.¿ Quién contrata a médicos sin corazón?

Mamá te quiero mucho. 

Ana Maria Tapias Garcia 

Recuperar la memoria

El profesor  Javier Gavira lucha por recuperar la Memoria Histórica. Me manda un enlace a un documental, para que vea  lo que pasó en Segovia, mi ciudad. Soy licenciada en  Historia y amo la verdad. Creo que ha de hacerse justicia con las victimas. Han  pasado 78 años, los verdugos han fallecido y la mayoría de las victimas, pero sus hijos, sus nietos,sus bisnietos se merecen un abrazo por su lucha, por su mal llamada  derrota, por su dolor. 

En mi familia materna, la paterna vivía en el campo, hubo un  collage de los 2 bandos. Mi abuelo luchó con los sublevados. Sus hermanos lucharon con el gobierno. Oi las 2 partes de la guerra.

 Mi corazón llora por las palizas, por las humillaciones, por los crímenes, por los desaparecidos en fosas. Mi corazón quiere ver sonreír a los vencedores morales, que sufrieron la peor de las condenas vivir en la España de Franco.

Con todo mi cariño a las victimas,

Ana Maria Tapias Garcia. 

Imágenes.

Veo sus rostros arrodillados al lado de su verdugo. Un escalofrío recorre mi conciencia. El hombre  de negro permanece de pie. Les obliga a no llorar, a ser participes de la venganza que les arrebatará su cabeza, que se perderá en la macro realidad,  que afecta a los Estados, como si fuera parte de una lágrima crónica. 

Veo sus rostros cansados, enquistados a una guerra que no les pertenece, que les sume en su Apocalipsis. 

Miran a sus familiares, se despiden de ellos, y de nosotros que les cobijamos bajo nuestro dolor. 

La guerra tumba la esperanza en el sentimiento. La guerra.

Ana Maria Tapias Garcia.

diferencias.

Ayer caminaba por Madrid con mi amiga Idoia, cuando vimos a  muchos periodistas que hacían guardia a la puerta  de una casa, en el barrio  de Salamanca, el más caro de Madrid. Reconocí la casa de Bárcenas, que salió de la cárcel el jueves. 

 El lunes 12 iba a la Estación de Autobuses de Segovia, a las seis de la mañana, me llamó la atención ver a dos personas tapadas con mantas, durmiendo en el suelo de un cajero automático. ." A mí no me hables de eso," me dice alguna amiga, si saco el tema de alguien o de algo que la lleve a pensar.

Sujeto mis lágrimas a mi boca, cada vez que me les encuentro arrojados en las calles, buscando en la basura, sonriendo a la puerta de los supermercados, para recibir una monedas para calentarse, cantando en las esquinas como si fuera un duelo al sol. Oigo sus  voces de miedo, de dolor, de angustia, de rutina pegada al frío. Ellos no son Bárcenas, no son noticia, no tienen  cuentas en Suiza sólo poseen su dignidad.

Ana Maria Tapias Garcia. 

Doraemon

Mis sobrinos están aducidos por los dibujos animados de Doraemon, un gato cósmico llegado del siglo del XXII para ayudar a Nobita, un niño del siglo XX, que es torpe, desaliñado en los estudios, en los juegos, en el deporte.  Me gusta la historia de amistad que mis sobrinos viven  como si fuera real. Me  hace creer, que tal vez algún día, un robot me acompañará en mi viaje espacial por las estrellas  y no me sentiré sola, al caminar por el siglo XXI.

Ana Maria Tapias Garcia.

¿ Para qué pagamos impuestos?

He salido de Segovia a las 9.30 de la mañana hacia Madrid. Ha empezado a nevar, la carretera resbalaba, se llenaba de  pequeñas e inhóspitas gotas de agua heladas, que atemorizaban a las ruedas del autobús, que se tambaleaba, no funcionaba el parabrisas.  La niebla hacia amagos de invadir la carretera.  No había quitanieves. He sentido miedo, mis sueños estaban en manos de un conductor que estaba tranquilo. La nieve nos aprisionaba entre sus garras y llega la tímida pregunta que nos acosa el pensamiento y que tememos contestar.¿ Para qué pagamos impuestos  si nos jugamos al vida en una autopista?

Ana Maria Tapias Garcia.

nieve

Cuando llega la nieve, la infancia se instala en nuestros corazones maduros, diezmados de sueños.  Corren tiempos violentos, tiempos crueles, tiempos asociados a la guerra , de aquellos que asesinan como si fuera parte de una recompensa para ser felices. Cuando llega la nieve, la vida se cubre con la manta del ayer y al ayer siempre es necesario volver,

Ana Maria Tapias Garcia. 

Madrid

Madrid vende  lujo en  sus  escaparates. Madrid huele a soledad en sus esquinas, donde hombres-pancarta  reclaman solidaridad con  sus cuerpos, con sus anhelos, con sus voces apagadas. A lo lejos, una mujer parece una penitente, porta una alfombra en sus hombros. Los coches buscan  su lugar en  la calzada, los peatones  corren  para que no les despojen de sus sombras. Una  farola llora, bajo la mirada de un maniquí sin  alicientes para sonreír. Madrid no tiene corazón.

Ana Maria Tapias Garcia.

Esperar

 Ayer estuve en urgencias con mi madre, antes viajé en metro, y esperé. Vi rostros preocupados, tristes, somnolientos, agotados por las inclemencias del destino.

En el  hospital,  hablé con la hija de una señora  a quien  había dado un trombo al pulmón, y me contaba como  fue varias veces a su médico de cabecera, para acabar llamando a la ambulancia. Su madre carecía de pulso. Estaba serena, a pesar del dolor. 

En el metro,  un hombre sin calor, le buscaba en sus manos, llevaba algo pegado algo a ellas. Se 

las tocaba como si fuera su único consuelo. Levanté mi mirada, y dibujé su sufrimiento en mi pensamiento. Ha terminado perdido en las calles de un pais que no es el suyo. Se sentó, me daba miedo. Intentaba pasar desapercibida,  miraba al suelo del vagón, sujetaba mi tos con un caramelo. Le veía que movía sus manos, su cabeza caía sobre sus hombros, los rostros que llegaban al hospital estaban  más vivos que él, más seguros de que sus pupilas llorarían bajo techo y que alguien recogería sus lágrimas. 

 La vida se difumina al esperar.

Ana Maria Tapias Garcia. 

Abuelo, abuelito....

Hoy hace 28 años que te fuiste. Abuelo, abuelito, fuiste el payaso de mi niñez, mi consuelo al volver del colegio, odiaba el colegio. Es curioso como tu rostro sigue vivo en mi corazón, en mi memoria, en mi pensamiento,  en mis paseos por Segovia, tu ciudad, que hoy se ha convertido para mí en una fotografía de tu recuerdo. Abuelo, abuelito, siempre estás dentro de mis palabras, fluyes por ellas, las enriqueces con tus aromas, las vigilas con tu sombra. Abuelo, abuelito, vives. 

A mi abuelo Leoncio.

Ana Maria Tapias Garcia. 

Si yo fuera

Un dibujante del periódico" Charlie",mañana sacaría en portada las caricaturas de los presidentes de gobierno agarrados, en contra del terrorismo, sacaría en portada a los millones de hombres y mujeres  de todos los credos que han caminado juntos por la paz, sacaría en portada a los millones de hombres y mujeres que hemos caminado con ellos, desde nuestro espacio de dolor.
 Hoy he viajado a París desde Segovia,para gritar que a mí no callan los terroristas, que creo en la libertad y que mi voz se alzara siempre en contra de la violencia. 

Ana Maria Tapias Garcia.
nn

Crímenes de honor.

Comparto la solidaridad creada tras el ataque terrorista, a la sede del periódico satírico en París. Todos hemos sido asesinados, pero hay más victimas de la barbarie, de la intransigencia, de la masacre del sentido común, que deberíamos ser todos, también. Son las jóvenes lapidadas por sus familias en la India. Su gobierno las abandona en el olvido, como si fueran hojas caídas  por la torpeza de sus sentimientos, en el seno de una sociedad que perdona a quienes ejecutan bajo la premisa de"Crímenes de honor".Ellas anhelarían que los lideres europeos, asiáticos, africanos, americanos, reclamaran justicia para ellas, que son victimas silenciadas.

Yo soy ellas.

Ana Maria Tapias Garcia. 

Heidi.

Quiero tener 5 años, refugiarme en los Alpes, correr con mi perro Niebla, buscando a mi abuelito, y tener como amigo a Pedro. A veces, me acurrucaría dentro de aquella ilusión, para olvidarme de la realidad. Èsa que busca a tres terroristas que han asesinado a la libertad de expresión, y a una policía local, en Paris, Ésa que maldice la locura de las balas. Ésa que lleva a cortar la Castellana ,en Madrid, por una caja de zapatos sin bombas. Ésa que tiñe de lágrimas a un pueblo de Nigeria, arrasado por otro terrorista. Ésa que lleva a una de mis hermanas,  a decirme que si es victima de un atentado,  cuidemos de sus hijos. 

Quiero creer, pero Heidi ha muerto.

Ana Maria Tapias Garcia. 

Terrror

dibujo mi viñeta de palabras desparramadas bajo las balas. Pregunto a los que matan sin pudor, a seres humanos, qué les llevó a disparar, quién aprieta el gatillo sin pensar en el dolor que causaran a sus familias, al país y al resto del mundo , que observan a dos hombres cuyo corazón fue extirpado por el odio,  como  utilzan la venganza para ser felices.
Alzo mi voz desde el silencio de ser víctima de la incertidumbre, de ser disparada por el terror que me acosa como si fuera mi sombra. 

Ana Maria Tapias Garcia. 

Pensaba

Esta mañana pensaba escribir sobre los lanzamientos de abetos en Alemania, sobre la ternura de un italiano que coge a su abuela en sus brazos, me ha recordado lo duro y hermoso que fue cuidar a mi abuela, sobre mi encuentro casual el lunes con una amiga de Facebook" Victoria Garcia Velasco" , que tomamos un café en un bar,  donde la mantequilla estaba en mal estado, y, Victoria se quejó y el dueño fue borde con ella, que charlamos y me ofreció buenos consejos para seguir sonriendo, soy de lágrima fácil. Pero la violencia se ha zampado estas imágenes,  para escribir sobre el dolor. Terroristas han disparado a sangre fría en París. He visto como uno de ellos remataba a un policía, que yacía en el suelo. Estoy llorando con sangre en mis pupilas. Me cuesta asumir que hay hombres, que hay mujeres que matan para vengarse de aquellos que no piensan como ellos, que no idolatran a su dios. Creo que todos cabemos en un mundo, que ha asumir las diferencias  no asesinarlas.

Yo condeno la violencia.

Ana Maria Tapias Garcia.

Reyes Magos

Yo también creí en los Reyes Magos, pero tenia una prima mayor y cruel que se llamaba Marí Luz , que me contó la verdad. Recuerdo una noche mágica en la que no podía dormir. Me acurrucaba bajo las mantas, sintiendo como los tres magos entraban por la ventana, les vi. A mis 5 años el miedo me paralizaba, me aterraba, me atemorizaba. Mi madre me miraba con esa dulzura , que desprenden los rayos que emanan del corazón, que late hoy a ritmo de taquicardias. Con el paso de los años la vida nos descubre la otra verdad,  que los padres son el mejor regalo de Reyes. 

A mis padres,

Ana Maria Tapias Garcia. 

Figuras.

Llegan a nuestra frontera, tras meses de viajar por la incertidumbre, por el dolor de dejar a a sus familias,  a sus hogares,  a sus tradiciones. Buscan  no pasar hambre, muchos mueren sin ser llorados en el mar, las mafias les abandonan a su suerte, son las nuevas figuras del portal de Belén. Los gobiernos les colocan a su antojo, fuera de la valla que es una cuchilla de lágrimas, en centros de acogida, para terminar arrojados a las calles desnudos. La estrella del portal es un anuncio del Mcdonals para ellos.

Ana Maria Tapias Garcia.

uvas

Siempre me atraganto con una de las 12 uvas, empiezo a pensar en lo que quiero para el año y me llego a perder,  en un laberinto de buenas intenciones. Uno de mis más fervientes anhelos, es el cese  de la violencia, que tantas lágrimas oculta, que tantos silencios derrota, que tanta injusticia dispara. Fue esa uva con la que me atraganté. Sé que hay hombres que amagan sus sueños a la violencia. Sé que es una forma de acallar su miedo a la soledad. Sé que morirán matando. Siempre  me atraganta la uva de la esperanza.

Ana Maria Tapias Garcia.