viernes, 16 de enero de 2015

Madrid


Madrid vende  lujo en  sus  escaparates. Madrid huele a soledad en sus esquinas, donde hombres-pancarta  reclaman solidaridad con  sus cuerpos, con sus anhelos, con sus voces apagadas. A lo lejos, una mujer parece una penitente, porta una alfombra en sus hombros. Los coches buscan  su lugar en  la calzada, los peatones  corren  para que no les despojen de sus sombras. Una  farola llora, bajo la mirada de un maniquí sin  alicientes para sonreír. Madrid no tiene corazón.

Ana Maria Tapias Garcia.

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