Mi garganta va aguantando el cambio climático que supone trabajar en un Archivo. Hoy entre carro y carro, soy camarera de legajos, he conocido a Fernando, quien digitaliza altruistamente manuscritos. Los fotografia sin flash, hoja a hoja, pacientemente, como si fuera un padre que protege a sus hijos del deterioro. La vida es un oasis de manuscritos, con ojos de escribano, que leen en castellano antiguo las cuitas de nuestros antepasados.
A Fernando.
A Fernando.
Ana Tapias
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