La vida es más efímera de lo que nos creemos, aún lloro la muerte de mi amiga M. Paz, a los 47 años, por un infarto fulminante en Septiembre de 2015. Mis lágrimas, se enfrentan a seres humanos que me tratan mal, cuando acudo a hacer una gestión a un centro público; que me humillan cuando estoy trabajando; que me pisotean cuando me caigo; que se rien cuando me equivoco.
Mis lágrimas, calibran el absurdo de vivir en una sociedad que padece una migraña de deshumanización, que hemos de combatir con pequeños actos de amor: sonrisas, palabras miradas cómplices.
La vida se merece un toque de esperanza.
Ana Tapias
Mis lágrimas, calibran el absurdo de vivir en una sociedad que padece una migraña de deshumanización, que hemos de combatir con pequeños actos de amor: sonrisas, palabras miradas cómplices.
La vida se merece un toque de esperanza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario