El recuerdo es una lavadora que centrifuga en blanco y negro. Una nueva compañera llegó al trabajo, me cayó bien, buscaba momentos para hablar con ella, en uno de esos momentos, Raquel, descubrió que había estudiado con una amiga suya, en las Concepcionistas de Segovia. Solo coincidimos los tres primeros cursos escolares, repetí tercero de E.G. B. No me gustaba el colegio, ni las monjas. Me pasaba las clases en mi mundo imaginario, donde no había letras, ní números, donde nadie me obligaba a memorizar cosas absurdas como los rios de España, donde no tenía que llevar un uniforme gris. Aquellos años, volvieron bajo la mirada de una niña llamada Mª Angeles Parrilla. Era morena, llevaba gafas gruesas, y alguna vez olvidaría el baby en casa. Raquel me enseñó su foto. La ví guapa y feliz. La emoción me venció, lloré en silencio. Pensé que si volviera a ser niña, me gustaria ser amiga suya.
Con cariño a Raquel y a Mª Angeles Parrilla
Ana Tapia
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