A veces. es complicado centrar la mirada en un
objeto, en una forma, en un paisaje, puesto que, la miopía de la rutina nos
encierra dentro de un pensamiento, uniforme, cobarde, asustado ante los
cambios, pues son incertidumbre de nuestros pasos, algo cansados de luchar
contra la adversidad, que nunca se olvida de nosotros, que siempre nos acecha,
que nos persigue, que nos acosa, con sus letras inversas. Pero, es necesario
recobrar dentro de nuestras pupilas el horizonte, para así, poder soñar en que
todo en algún momento podrá cambiar.
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