El reloj, boca abajo, oculta los segundos, los minutos, las
horas, que se reflejan en la sombra del ajo, que ha perdido algunos de
sus dientes; como nosotros perdemos dentro del plato, del recuerdo, las sombras
de seres anónimos, invisibles,
aislados, que algún día nos pertenecieron, pero que ahora, forman parte de
nuestra memoria, desvencijada, descatalogada, desdibujada por el hambre nunca
saciado del olvido.
Ana Tapias( todos los derechos reservados)©
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