La luna, cansada de rodear a este trágico,
cruel, agnóstico año, donde salir a la calle fue un acontecimiento; donde las
calles cantaron soledad; donde las sonrisas se exiliaron; donde el horizonte
era frontera; donde el mañana era una utopía; donde el destino era silencio;
donde los humanos eran mascarillas; donde las mascarillas eran supervivencia;
donde nada, ni nadie, parecía tener
dirección; decidió, jugar entre las
nubes, para olvidar sus lágrimas, que caían sobre el pensamiento de
quienes la soñaban
Ana Tapias( todos los derechos
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