El recuerdo siempre vuelve, es como las cigüeñas que se dejan querer
en los altos de las iglesias, como si fueran las montañas de nuestras ciudades;
donde caminamos pegados a la incertidumbre de nuestra realidad, que se
desmorona bajo nuestra mirada que llora sin poder cambiar de sueño; sin poder
acariciar el destino; sin poder besar el deseo. El recuerdo siempre nos abraza
al ayer, que suspira nostálgico cada invierno.
Ana Tapias ( todos los derechos
reservados(©
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