El viejo despertador, del tío Esteban, me saluda insistentemente; para protegerlo de la soledad, lo he cubierto con mi gorro de cuando era pequeña. Fui pequeña, aunque no lo recuerdo ¡He cambiado tantas veces de forma, de color, que a veces no sé quién soy, pero, me llaman siempre por un nombre, que debe ser el mío, que no logro olvidarme! El despertador baila en mi mesilla, angustiada, por no llegar a la hora a mis obligaciones, impuestas por el calendario de no soñadores. Un día cualquiera, me voy a armar de valor para bautizar el tiempo, y así al menos, tendré fe en mis arrugas incipientes de sufrimiento; en mis pies caducados de lágrimas; en mis agarrotadas manos de soledades; que ya no se sentirán solas, pues contarán con la iglesia de los minutos, a los que rezaré para pedir más tiempo para vagar por mi destino.
lunes, 30 de agosto de 2021
Bautizar el tiempo.
El viejo despertador, del tío Esteban, me saluda insistentemente; para protegerlo de la soledad, lo he cubierto con mi gorro de cuando era pequeña. Fui pequeña, aunque no lo recuerdo ¡He cambiado tantas veces de forma, de color, que a veces no sé quién soy, pero, me llaman siempre por un nombre, que debe ser el mío, que no logro olvidarme! El despertador baila en mi mesilla, angustiada, por no llegar a la hora a mis obligaciones, impuestas por el calendario de no soñadores. Un día cualquiera, me voy a armar de valor para bautizar el tiempo, y así al menos, tendré fe en mis arrugas incipientes de sufrimiento; en mis pies caducados de lágrimas; en mis agarrotadas manos de soledades; que ya no se sentirán solas, pues contarán con la iglesia de los minutos, a los que rezaré para pedir más tiempo para vagar por mi destino.
sábado, 28 de agosto de 2021
Añoranza de la nieve
viernes, 27 de agosto de 2021
Diálogo con las estatuas
Leo un
periódico del 12 de junio de 2021, que las estatuas de Colón e Isabel la
Católica, son retiradas de madrugada en Bogotá, tras cuarenta seis días de huelga; donde la
ira de los ciudadanos, golpea a lo que no habla, a lo que no decide, a lo que no
importa. Dos estatuas, que si pudieran hablar, dialogarían con los hombres
acuciados, vencidos, derrotados, por el hambre, por la pobreza, por las malas
condiciones labores; sobrecargadas de un virus, totalmente, incontrolado, y
cuyas medidas de contención no son eficaces, pues es necesario cruzar calles, a
travesar caminos, bucear en medios de transporte, cargados de esperanza, que sueñan
con sobrevivir en el mundo de hoy, no en la conquista del pasado; que quedó anclada
hace siglos, adonde solo es necesario volver para escuchar documentos, objetos,
espacios, que nos inviten a entender sus circunstancias sin ser juzgadas,
puesto que las leyes del paso del tiempo las han borrado. Lo necesario para los
colombianos, es cambiar a aquellos que traicionan sus anhelos de sonreír.
Ana Tapias( todos los derechos reservados)©
martes, 24 de agosto de 2021
Otras guerras, otras realidades, otros mundos
En
este más de año y media de virus, descontrolado que llevamos, ya nada nos
sorprende, pues tenemos el sistema inmunológico vencido, derrotado, acosado,
por una enfermedad invisible, que se cuela dentro de nuestros pulmones para
asfixiarlos; pues así, han entrado los talibanes en Afganistán, para tomar las
ciudades, los pueblos; que no ofrecen resistencia; que se dejan llevar por la
intolerancia de unos cuantos elegidos; seres de raza superior; de un país
acorralado, por la guerra, por la pobreza, por la corrupción, desde hace muchos
años como para recordar el significado de una sonrisa; que se despide,
silenciosa, al lado de hombres con turbantes, con fusiles, con barbas;
quienes nos miran con osadía, con arrogancia, con verborrea de amenazas. Cuyo
objetivo es sembrar el miedo en nuestros cuerpos occidentales, que no
permanecen ausentes como el de las mujeres, afganas, que se aíslan envueltos
dentro de un vestido tocado por la religión; donde no es posible adivinar el sentimiento; que desfigura el recuerdo de los gestos, que yacen enterrados, en la
soledad, de una ley, escrita para doblegar sueños femeninos; que carecen de
libertad, hasta para hablar dentro de sus, escuetas casas; donde su
presencia molesta a los espejos, ocultos,
dentro de cajones cubiertos de amenazas, de balas, de piedras, que lapidan la
inteligencia, que ha olvidado su sentido, en un país, cuyo aeropuerto, se cubre
de la sangre de inocentes; quienes huyen de la tortura, de unos señores
enfermos de poder, que hablan de un dios, al que no rezan; en el que no creen; puesto que si lo hicieran abrirían sus
almas hacía el horizonte, que llora día y noche en Afganistán.
Ana Tapias( todos los derechos reservados)©
miércoles, 18 de agosto de 2021
Nueva realidad, nuevas palabras
A las víctimas del Covid
Ana Tapias( todos los derechos reservados)©
martes, 17 de agosto de 2021
Tres vidas y un destino
Mi madre guarda fotos, que rescato del
olvido para adentrarme en sus escuetas vidas, al menos de las dos
mujeres: de quienes apenas tengo noticias. Lo que sé, es de oídas, y mi
oído, va envejeciendo. El niño de comunión es mi tío abuelo, Amador,
hermano de mi abuela, Encarnita; quien murió con cuarenta años, recién casado.
A mí tío abuelo, a pesar de no haberlo conocido, le tengo amor. Suena extraño e
incomprensible, pero mi amor hacía él, es espejo del de mi abuela. Es como si
fuera una prolongación de su sonrisa; cada vez que le veo en fotografías, lo
imagino guapo; tanto como mi abuela, o como una de mis sobrinas, que me le
recuerda. Con sus profundos e inabarcables ojos verdes, que conquistarían mundos;
que construirían imperios; que vencerían a los enemigos, sin necesidad de
recurrir a la violencia. Las dos mujeres, eran sobrinas de mis bisabuelos. Las
dos se fueron de España. Adivino que por la pobreza que había en los años veinte.
De la mujer del moño, no sé el nombre, solo el primer apellido “Heredero”,
viajó hasta Cuba donde la fe en Dios, la llevó a ser monja. Ignoro el año de su
muerte, tal vez, conociera la dictadura comunista de Fidel Castro; o tal vez, su
cuerpo se hallaría abrazando la eternidad. La mujer de media melena, se llamaba
Patrocino Sanz, se fue a Chile. Imagino que se casaría, tendría hijos, y
nietos; y tal vez, lleguen mis palabras a sus descendientes, que serán mis
primos, a quienes me gustaría conocer, pues siempre me siento huérfana al ver
fotografías sin bautizar por la realidad
A la memoria de estas tres personas
maravillosas.
Ana Tapias( todos los derechos reservados)©
lunes, 16 de agosto de 2021
Muros del olvido
Camino
envuelta en otras épocas, en otras emociones, en otras distancias; que me
cuesta escalar, puesto que, al intentarlo, pierdo el equilibrio, caigo y mi
sangre forma parte de esqueletos, enterrados dentro de los muros del olvido; de
donde nadie los rescatará; puesto que, sus voces no susurran, no hablan, no
gritan al destino, solo lloran cubiertas, de silencio, en sus columnas del
tiempo; inmersas en relojes sin
sentimientos, ni besos, que las muestran indiferentes al sufrimiento de la
miradas, en blanco y negro, que las interrogan en busca de respuestas a su
soledad.
jueves, 12 de agosto de 2021
Sombras que abrazan la soledad
En uno de mis paseos, descubrí tres gatos, en una zona ajardinada. Se lo dije a mis sobrinos; quienes emocionados
me acompañaron hasta el lugar; llevamos pan, y algo de agua, por el calor
excesivo. Los bebés, aprenden a comer; bebe es más fácil. Sus diminutos cuerpos,
se entrelazan con nuestras sombras, que abrazan su soledad, que vagabundea por
las calles, anhelando un hogar, donde ser aceptados como parte de las rutinas
del encuentro; mientras admiten su abandono en la incertidumbre, donde cada día
son pequeños héroes.
A mis sobrinos con amor
Ana Tapias( todos los derechos reservados)
miércoles, 4 de agosto de 2021
Imperfección del destino
domingo, 1 de agosto de 2021
Vahido del silencio