Martín camina, al fondo de la fotografía; va cargado, con la bolsa del pan. Imagino que irá a su casa. No sé, si es viudo, casado o soltero, intuyo que es viudo. Su cara me es familiar, lo habré visto por el barrio; ahora, donde me lo encuentro es en la tienda, a veces yo estoy dentro, otras veces está él. Mari la dueña, le ayuda a bajar con la compra para que no se caiga. Sus pasos son lentos; parece un reloj de otra época a quien hay que dar cuerda; desconozco el tono de su voz, nunca habla; solo mira a través de sus ojos cansados, un mundo que no entiende, pero al que se adapta con la memoria filtrada en el pasado; adonde regresara, cada anochecer, al cerrar los ojos y soñar que nada ha cambiado y que vive junto ella.
Ana Tapias( todos los derechos reservados)©
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