Menguantes, atenuados, ancianos, rayos de sol, se reflejan en tenues amapolas, que anhelan ser escuchadas por los caminantes
que las circundan, que la pisotean, que las ignoran; dentro de sus soledades,
que acallan otros dolores para no ahogarse; para poder sonreír, para cantar a la
esperanza; por eso, me gusta mirar sus destellos de vida, su infancia, su
inocencia, su búsqueda de ser algo más que flores vagabundas, homogéneas,
incompletas; para convertirse en almas
amigas a quienes recordar. Pues bautizan, mis dudas sobre el destino; y
entonces, mi anhelo trasparente de eternidad, las abraza, las acaricia, las
necesita para sentir la belleza y morir lentamente junto a ellas.
lunes, 30 de mayo de 2022
Amapolas en el ocaso
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